Omega Ladymatic con movimiento 661
El mercado femenino siempre ha estado presente en los intereses de las grandes marcas relojeras pero la orientación de las productos ha estado siempre supeditada al papel que la sociedad tenía reservado a las mujeres. Los relojes femeninos se suelen presentar como complementes de moda relacionados con la apariencia, abundan las alusiones al reloj joya e incluso había modelos que directamente se llamaban reloj de cóctel.
Este Ladymatic es una muestra bien representativa de lo señalado anteriormente: tamaño pequeño, apariencia frágil, ausencia de segundero (para que querría una mujer contar los segundos) pero a la vez esconde un secreto que lo acerca al nivel técnico de los relojes para hombre.
La máquina automática más pequeña fabricada hasta la fecha, lo cual es un logro tecnológico de primer orden, pero además ajustada en dos posiciones para conseguir una mayor precisión en su funcionamiento.
En el mundo de la relojería, al igual que ha ocurrido más recientemente en el mercado de los teléfonos móviles, existió una feroz competencia por fabricar movimientos cada vez más pequeños y mas planos pero sin comprometer las prestaciones.
Apoyando la máquina sobre una moneda de un céntimo aún le sobre algo de espacio lo que da una buena muestra del esfuerzo de miniaturización que tuvieron que llevar a cabo en Omega.
La reparación
La esfera está dividida en cuatro sectores que muestran un patrón de pulido vertical y horizontal lo que le confiere esa textura tan particular. Lamentablemente el barniz se a degradado en varios puntos afeando el resultado final.
Este tipo de máquinas tan pequeñas eran especialmente odiadas por los relojeros de la época porque acometer su desmontaje y reparación era todo un desafío. En este caso Omega no se ha conformado con hacer movimiento pequeño si no que además lo ha dotado de un estándar de calidad similar al de los movimientos de tamaño convencional. La máquina cuenta con 24 rubíes y además se ha ajustado en dos posiciones.
Este ajuste adicional consistía en que cada reloj, una vez que salía de la cadena de fabricación, era ajustado individualmente interviniendo en lo que se llama órgano regulador (volante, espiral, etc) para que las diferencias de precisión causadas por las diferentes posiciones del reloj al ser portado en la muñeca fueran lo más pequeñas posible. En este caso ajuste en dos posiciones significa que le reloj se probaba bocarriba y bocabajo y se buscaba la configuración que arrojara el resultado más preciso.
En aquellos años los fabricantes estaban más preocupados por ofrecer a la mujer productos orientados al lujo y la apariencia y la tradicional falta de puntualidad de las mujeres se consideraba parte de su encanto femenino.











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