Omega 166.0202
Bajo esta referencia se pueden encontrar diferentes piezas con configuraciones variadas lo que es ciertamente raro en una marca como Omega con una producción minuciosamente seriada.
Aunque lo más frecuente es encontrar ejemplares como el de la foto con tapa a presión y acabado en acero o chapado en oro, también hay ejemplares con tapa a rosca e incluso con la inscripción Seamaster en la esfera.
En cualquier caso se trata se trata siempre de piezas de aspecto clásico y un tamaño de alrededor de 35mm.
Nuestro ejemplar se encuentra en un estado muy bueno y, aunque no funciona, no se aprecian daños a simple vista.
El ojo entrenado ya habrá detectado algunos signos de "modernidad" como la bata de plástico de color gris que fija la máquina a la caja y la junta de estanqueidad de color rojo, posiblemente de teflón.
El calibre 1012
El calibre 1012 se presentó en el año 1972 y es una evolución del 1000 del año 68. Esta línea de calibres representa un importante esfuerzo de modernización por parte de Omega que consigue una máquina de altas alternancias (28.800 alternancias por hora) con un módulo automático integrado en el movimiento que permite piezas de menor grosor. Tiene además una nada desdeñable reserva de marcha de 42 horas y versiones con grado de cronómetro.
La arquitectura interna de los movimientos modernos es totalmente diferente a la de sus antecesores. Llama la atención el pequeño tamaño del volante, en primer plano, condicionado por ese movimiento de alta frecuencia ya que los volantes anteriores, mucho más grandes y pesados para favorecer el isocronismo, no podían alcanzar esa velocidad.
Además el muelle real es también de gran tamaño para hacer frente al mayo "consumo" debido a que el segundero se mueve más veces por segundo, concretamente dará 8 pequeños saltos por cada segundo.
El módulo automático es otro aspecto destacable ya que está perfectamente integrado en el movimiento consiguiendo un perfil bajo que daba lugar a piezas más delgadas y elegantes. Hay que tener en cuenta que la miniaturización de componentes era en la época un signo de prestigio para los fabricantes al igual que sucede ahora con la fabricación de teléfonos móviles cada vez más finos.
En los últimos tiempos se ha extendido la opinión de que esta serie de calibres es de mala calidad e incluso hay quien los identifica con un supuesto "periodo oscuro" de Omega. Realmente se trata de opiniones de personas poco conocedoras que se han extendido gracias al copia-pega tan frecuente en Internet. Realmente los calibres anteriores tienen una aspecto más clásico con volantes compensados de gran tamaño y puentes superpuestos porque originalmente eran máquinas de carga manual a las que se les añadió posteriormente el módulo de carga automática.
Lo cierto es que la serie 10XX es, como todo lo que hizo Omega, un prodigio de precisión, durabilidad y fiabilidad. En la imagen anterior se puede observar alguno de esos signos de "modernidad" con la introducción de alguna pieza de plástico, en este caso la que para el mecanismo al llevar la corona a la posición de puesta en hora.
En el lado de la esfera hay que destacar la estrella de cinco puntas responsable del pase rápido del calendario cuyo funcionamiento y fiabilidad son legendarios.
A juzgar por el estado general de la pieza sin desgaste en el chapado de oro de 20 micras de espesor junto con el aspecto prístino de la esfera, podemos deducir que el reloj se ha usado muy poco y ha estado almacenado en condiciones óptimas.
Conserva además todas sus partes tal como salió de fábrica incluyendo las más propensas a sufrir roturas como el cristal original con el logotipo de Omega grabado en el centro.
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