Longines de los años 60
En los años 60 la industria Suiza había sufrido alguna crisis importante pero nada hacía presagiar la crisis del cuarzo y la mayoría de las manufacturas gozaban de una robusta posición en el mercado.
Longines ocupaba un lugar destacado que compartía con Omega y marcas posteriormente muy conocidas como Rolex se situaban varios peldaños por debajo.
El Longines 7851 es un modelo de mediados los años 60 equipado con el calibre 280 de carga manual introducido en 1964. Se trata de una máquina de buena calidad que se mueve a la inusual cifra de 19.800 alternancias por hora, es decir, que cada hora el volante oscilará 19.800 veces lo que significa que la aguja de los segundos dará 5,5 saltos para recorrer la distancia de un segundo en la esfera.
Antimagnético, lo que significa que muestra cierta resistencia a los campos magnéticos que era uno de los principales problemas de los relojes mecánicos. La resistencia a los campos magnéticos solía conseguirse mediante aleaciones que incluían diferentes proporciones de acero, cobalto, niquel, etc.
Impermeable, por su resistencia mejorada a la humedad mediante el uso de tapas roscadas y sellos de goma aunque, posteriormente, un cambio normativo obligaría a cambiar la denominación "impermeable" por la más realista "resistente al agua".
Absorción de impactos, que es un sistema que protege la parte más delicada del reloj, el volante, de rotura por caídas o impactos. Introducido a finales de los años 30 supuso una innovación clave que mejoró la robustez y la fiabilidad de los relojes y en breve fue adoptado por las principales marcas.
Básicamente se trata de una sujección elástica que mantiene fijo el eje del volante en el orificio del rubí pero a la vez permite que se mueva en caso de impacto ejerciendo un efecto amortiguador.
Aunque la máquina tiene buen aspecto se observa que faltan los dos tornillos que la sujetan a la caja.
Otro achaque típico de los relojes vintage es que es habitual que la esfera haya sufrido daños por el paso del tiempo, la entrada de humedad o el deterioro de los materiales.
Este tipo de daños suelen tener un origen más biológico que químico pues suelen deberse a la presencia de algún tipo de hongo que se alimenta de la capa de barniz superficial.
Calibre 280 de 1964
La máquina funciona aunque no ha sido revisada por lo que será necesario desmontarla en su totalidad, lavar las piezas una a una y engrasar aquellas partes que lo necesiten.
El proceso de montaje consiste esencialmente en colocar los ejes de las ruedas en los orificios de los rubíes sin que se rompan ninguno de los dos. En los relojes de cierta calidad esta tarea suele ser más sencilla porque las piezas están fabricadas con gran precisión lo que facilita su encaje.
En la imagen anterior se puede apreciar la complejidad de una de las ruedas, en este caso la de escape, cuyos dientes presentan una caprichosa orientación y están rematados ademas por unos puntos de apoyo diseñados para hacer un breve contacto con los rubíes del áncora.
A continuación el áncora sobre una moneda de un céntimo. Llamada así por su parecido con el ancla de un barco presenta dos rubíes que impactan altenativamene con la rueda de escape dejando pasar un diente cada vez.
Mientras tanto, la parte posterior o tenedor es impulsada por las oscilaciones del volante 19.800 veces cada hora o 475.200 veces al día... y todo ello con un gesto tan sencillo como dar cuerda al reloj durante 30 segundos.
Por último la pieza más delicada de todo el reloj, el volante, que oscilando una y otra vez como si fuera un péndulo hace que el reloj funcione.
En este caso se trata de un volante con tornillos de compensación en todo su perímetro que se pueden apretar o aflojar para compensar pequeños defectos de fabricación y conseguir que las oscilaciones del volante sean sincrónicas. Si los tornillos se aprietan se acerca masa al centro y las oscilaciones son más rápidas. Si se aflojan, se aleja masa del centro y el movimiento se ralentiza.
La espiral es el elemento elástico que permite ese movimiento de vaivén 19.800 veces por hora y, con un grosor cuatro veces más fino que el de un cabello humano, es el elemento más delicado y difícil de manipular de todo el reloj.
Listo para seguir funcionando otros 50 años.
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