Longines 27M de los años 50

 Por encima de Omega y Rolex

En los años 50 del siglo XX Longines era una de las marcas suizas punteras. No sólo formaba parte de un poderoso conglomerado empresarial junto con Wittnauer y Vacheron si no que tenía intereses en Jaeger Lecoultre cuyos relojes vendía en USA bajo la marca Lecoultre.
Desde el punto de vista técnico, las creaciones de Longines estaban ligeramente por encima de Omega y a años luz de Rolex.

El Longines del abuelo

Nos encontramos con un Longines de los años 50 equipado con un movimiento Longines 27M en estado de averiado.


Es un reloj de buen tamaño (38,5mm) en una caja chapada con 20 micrones de oro que necesitaría un rechapado para recuperar su esplendor. El reloj no funciona porque tiene el eje de volante roto y además las agujas están desalineadas quizás como consecuencia de algún golpe.


La máquina no presenta mal aspecto ni zonas oxidadas. Algunas de las partes más propensas a oxidarse han sido pulidas a espejo que es una técnica para hacerlas más resistentes a la corrosión. Otras señales de calidad son los puentes biselados y la presencia de chatones de oro donde se engastan los rubíes.


La imagen anterior muestra uno de los chatones con el rubí en el centro y el orificio donde se asentará el eje de una de las ruedas. Los rubíes no son otra cosa que el corindón de color rojo y, siendo casi tan duros como el diamante, su función es servir de buje donde se insertan los ejes de las ruedas. De esta forma se evita que las ruedas en continuo movimiento desgasten los orificios donde se asientan.


Al desmontar la pequeña aguja de los segundos nos encontramos con una maraña de fibras lo que, por extraño que pueda parecer, es bastante habitual en relojes antiguos que llevan tiempo sin ser revisados.



A pesar de la suciedad superficial, la máquina presenta un buen aspecto en el que destaca el pulido perlado cuya finalidad no es sólo estética si no que tiene como misión atrapar el polvo para mantenerlo alejado de las zonas con partes móviles. Si la suciedad llega a los rubíes se mezcla con el lubricante dando lugar a una masa que cuando se seca acabará bloqueando el reloj.


Una vez retirado el volante averiado se accede a la zona del áncora protegida por un minúsculo puente sujeto por dos tornillos microscópicos.



El áncora, que se llama así por su parecido con el ancla de un barco, con su puente sobre una moneda de un céntimo es una buena referencia sobre su tamaño y la dificultad que entraña fabricar piezas tan delicadas con la tecnología de mediados del siglo pasado.


La foto anterior muestra parte del rodaje ya limpio antes de ser cubierto por su puente,


El volante es un muestrario de los mayores avances de la relojería de la época. Por un lado está equipado con una espiral de acero al cobalto, de ahí su color azul, con propiedades antioxidantes y antimagnéticas que eran dos de los principales peligros que podían afectar los mecanismos.
Por otro lado, el volante está rodeado de tornillos de oro macizo que sirven para regular la marcha. Si los tornillos se aprietan, se acerca peso al centro del volante y este girará más rápído haciendo  que el reloj adelante y si se aflojan, irá más lento haciendo que el reloj atrase.
Otro factor que afecta al funcionamiento de un reloj mecánico son los cambios de temperatura. Cuando sube la temperatura la espiral aumenta de tamaño y el reloj atrasa y si baja la temperatura el reloj adelanta. Para compensar esta circunstancia, la llanta del volante es bimetálica con la parte externa de latón y la interna de acero. La elección de ambos metales se hace por su diferente coeficiente de dilatación. Así, como decíamos, cuando hace calor la espiral aumenta de tamaño y el reloj atrasa y, para compensarlo el latón se dilata empujando los brazos del volante hacia dentro compensando el atraso.



En resumen, el volante bimetálico con tornillos de compensación y espiral de acero al cobalto fue la tecnología más avanzada de su época.



Longines 27M, un objeto con una tecnología obsoleta que usó tu abuelo, que usas tú y que podrán usar tus nietos como si acabara de salir de la fábrica.

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