Chaika 3050, un diseño a la altura de un hito histórico.

La URSS accedió a la tecnología del cuarzo con un lustro de retraso respecto a sus homólogos suizos y japoneses. No fue hasta el año 1976 cuando se presentaron las primeras unidades en la Feria de Leipzig mientras que tanto Suiza como Japón ya lo habían hecho en el año 1969.

Sin embargo, esto no debe restar mérito a un importante logro en un país que sólo contaba con sus propios medios para desarrollar una tecnología de vanguardia. Mientras que Suiza había encomendado cada fase del diseño a compañías que eran punteras en cada área recurriendo a tecnología extranjera en caso de ser necesario o fomentando la fuga de cerebros de universidades americanas, la URSS se tuvo que contentar con distribuir las distintas fases del diseño entre sus diferentes fábricas.


Desde el punto de vista técnico su concepción era muy similar al proyecto suizo conocido como Beta 21 aunque su aspecto era bastante más rudimentario.


El verdadero desafío era miniaturizar los componentes de un reloj de cuarzo para conseguir meterlo en un reloj de pulsera. La imagen nos muestra como la mitad del espacio disponible esta reservado a la circuitería mientras que la otra mitad la comparten la batería y el motor a pasos. Esto dio lugar a un módulo relativamente grande sobre todo en altura lo que condicionó las posibilidades de diseño.


Un detalle a tener en cuenta durante el desmontaje es que la tija se extrae desde la posición de puesta en hora. En caso contrario habrá que desmontar medio reloj para posicionarla adecuadamente.


En la parte posterior se puede apreciar el cristal de cuarzo encapsulado.


El mecanismo de doble calendario es similar al de cualquier reloj mecánico de la época y cuenta con pase rápido.

Tanto el proyecto suizo como el soviético contaban con unas dimensiones relativamente grandes si los comparamos con mecanismos  automáticos coetáneos, No sólo el diámetro si no especialmente el espesor obligaron a encajar el módulo en cajas de buen tamaño con un aspecto masivo.

Afortunadamente los años 70 fueron una época de experimentación con tendencia a diseños de caja contundentes y esferas de aspecto futurista y rompedor. 
Además, el hecho de que los primeros cuarzos tuvieran un precio astronómico (los primeros Seiko valían lo mismo que un coche de gama media) llevó a los fabricantes a posicionarlos en la gama más alta de su producción dotándolos de un diseño diferenciador y de acabados al más alto nivel.


El Chaika Resonator es un reloj grande, con una diagonal de 50 mm. ocupada en su casi totalidad por un dial diseñado en tres niveles con una gran profundidad.


En un primer nivel aparecen los índices en forma de soberbios tacos de forma prismática montados sobre un marco con acanaladuras que hace de segundo nivel. La pintura tiene un efecto degradado más oscuro en la periferia con un efecto iridiscente que amplifica la sensación de profundidad.


No es la primera vez que un reloj ruso recurre a este diseño que también puede encontrarse en los Slava Fridge pero el resultado en este caso está mucho más logrado.


En el tercer nivel nos encontramos con las agujas, sin material luminiscente y el dial con una pista de minutos abierta y una pintura degradad del centro a la periferia de tal modo que la parte más oscura coincide con la parte más clara del marco.


Se trata, sin duda, de uno de los mejores diseños de la relojería soviética a la altura de la joya tecnológica que lleva en su interior.



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