La toma de Berlín y el soldado soviético con dos relojes

 La reconstrucción de un momento histórico

El 30 de abril de 1945 las tropas soviéticas toman finalmente el Reichstag, uno de los más importantes símbolos del nazismo.
El momento no es inmortalizado por ninguna cámara por lo que, días después, se decide escenificar el momento con el fin de tomar una fotografía que represente un hecho histórico tan relevante.


El encargado es el fotógrafo de la agencia Tass, Yevgueni Jaldéi quien consigue una imagen que, desde entonces hasta ahora, simboliza el heroísmo, el sacrificio y la victoria del pueblo soviético.
Aunque la imagen anterior es una versión coloreada del original en blanco y  negro, la composición, el dramatismo y las proporciones no pueden ser más adecuados.
La imagen se hizo muy famosa y se reprodujo en todo tipo de soportes con una clara intención propagandística.

Primera teoría sobre la foto

Cuando la foto llega a Moscú los órganos de propaganda no quedaron totalmente satisfechos por lo que fue retocada con dos intenciones: la primera era aumentar el dramatismo de la escena y la segunda hacer desaparecer uno de los relojes que portaba el soldado que está en la parte inferior de la imagen.


Aunque la imagen original ya es suficientemente dramática, el fondo nublado junto con la presencia de humo hace perder parte de los detalles y la bandera puede realzarse más con ciertos retoques en el positivado.
Pero el detalle que más incomodaba a los responsables de propaganda es lo que parecen dos relojes en las muñecas del soldado que sujeta al portador de la bandera.


Diversas fuentes aseguran que, tras la toma de la ciudad, los soldados soviéticos se entregaron al pillaje, el saqueo y las violaciones y, de entre todos los objetos a su alcance, parecían tener predilección por los relojes. Desgraciadamente este es un hecho contrastado que ya nadie pone en duda a pesar de que en el Ejército Rojo existían penas severas para los que incurrieran en este tipo de comportamientos.
Otro dato que viene a corroborar la veracidad de los hechos es que los soldados tenían permiso para enviar paquetes a su familia en la URSS de hasta cinco kilos de peso con el fin de aliviar las penurias de la guerra y, durante el periodo citado, tanto la cantidad como el peso de los paquetes se incrementaron de forma sustancial.

En la época, un reloj era tanto una joya valiosa, un complemento práctico y un elemento tecnológico de primer orden como lo es ahora un Iphone de última generación. Si a ello le añadimos la fácil portabilidad y la escasez de relojes en la Unión Soviética, que solo disponía de una incipiente industria propia desde hacía escasos 15 años, no es de extrañar que se convirtieran en piezas muy codiciadas.


En la imagen retocada tanto las columnas de humo del fondo como la propia bandera ganan protagonismo logrando una instantánea mucho más impactante.
En cuanto a los dos relojes, el de la muñeca derecha ha desaparecido de forma que nadie pueda utilizar la foto como prueba del saqueo de los soldados soviéticos.


Para los defensores de esta teoría, el soldado lleva dos relojes fruto de la depredación sobre la población berlinesa lo que constituye el mejor ejemplo de lo que lo que ha significado el comunismo: la toma por la fuerza de los bienes que otros han obtenido de forma legítima.

Segunda teoría sobre la foto

Como siempre que hay dos bandos con defensores y detractores acérrimos, existe una teoría contraria sobre la intrahistoria de la foto.
Si bien es cierto que fue retocada de cara a fines propagandísticos, esta teoría niega que el soldado portara dos relojes si no un reloj y una brújula Adrianov que forma parte del equipamiento del Ejército Rojo.


Los órganos de propaganda, sabedores de que era fácil confundir la brújula con un reloj  y de que esta circunstancia sería utilizada para desacreditar el triunfo del Ejército Rojo, deciden suprimir uno de los elementos para no dar pábulo a falsas teorías.
Otros datos que apoyan esta segunda teoría es que, si la foto se preparó de forma deliberada, se fabricó el atrezo necesario y se eligió individualmente a los participantes parece lógico que también se hubiera reparado en la conveniencia de retirar uno de los relojes.
En efecto, parece que la preparación de la foto necesito de algo de intendencia y organización: no había bandera de esas dimensiones por lo que se confeccionó usando varios manteles rojos, se eligió a un portador georgiano para alagar a Stalin que era de la misma nacionalidad y se dispararon 36 fotos para obtener un resultado idóneo.
Parece razonable pensar que quien tuvo en cuenta todos estos detalles, además un experimentado fotógrafo profesional, también habría caído en la conveniencia de retirar uno de los relojes salvo que uno de ellos no fuera tal si no una brújula.

¿Cuál de las dos teorías será la verdadera?

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