Glashutte no es una marca
Aunque hace más de 150 años que podemos ver el nombre Glashutte estampado en el dial o
en el movimiento de un reloj, realmente no es una marca en sentido estricto si no una
denominación de origen. Del mismo modo que el “Swiss made” indica que un reloj ha sido
fabricado en Suiza, la palabra Glashutte (Nomos Glashutte, Glashutte Original, Unión
Glashutte…) nos informa de que el reloj proviene de este pequeño pueblo alemán que es la
cuna de la relojería germana desde 1845.
Vicisitudes históricas
De 1845 a la Primera Guerra Mundial: en esta fase, previa a las grandes manufacturas,en las que los relojes eran creaciones que tenían tanto de técnica como de arte, Glashutte se especializó en relojes de bolsillo de gran calidad, con aportaciones técnicas como la placa de ¾, con los que ganó un merecido prestigio que fomentó la aparición de copias fabricadas en la vecina Suiza.
Periodo entre guerras: la industria alemana, centrada en la calidad había rehusado
entrar en la fabricación de relojes de pulsera lo que le supuso una importante pérdida de
mercados y de competitividad. Para paliar esta situación, se crea la manufactura Urofa como
fabricante de ebauchés a imagen y semejanza de la industria Suiza.
República Democrática Alemana: al finalizar la IIGM, Glashutte quedó en el lado ruso y
todas las empresas relojeras se agruparon bajo una misma dirección sometida a la típica
planificación de los países de la órbita soviética. Este periodo, habitualmente denostado por
las marcas herederas de esa época es, curiosamente, el único en el que Glashutte (ahora GUB) fue una manufactura que producía todas sus componentes (dial, caja, sistema antichoque, etc).
Caída de la RDA a la actualidad: con la desaparición de la RDA en el año 89 la antigua
estructura socialista ha dado paso a diferentes fabricantes la mayoría guarecidos bajo el
paraguas de grupos suizos como Swatch o Richemont.
Glashutte Spezichron GUB 10-26
Un reloj que no funciona fabricado por una empresa desaparecida en un país que no existe
quizás no sea la mejor forma de tomar contacto con la relojería alemana de calidad… o tal vez sí.
El Spezichron (abreviatura de Spezial Chronometer) es un movimiento automático con carga manual, rotor unidireccional, 28.800 alternancias y 37 horas de reserva de marcha. Totalmente equiparable en prestaciones y arquitectura interna al famoso ETA 2824, por citar un ejemplo sobradamente conocido, estuvo en producción entre 1978 y 1985 y se llegaron a fabricar en torno a 300.000 unidades.
Aunque no fue el movimiento más popular de GUB (este honor corresponde al Spezimatic delque se llegaron a fabricar casi dos millones de unidades) es sin duda el más moderno y mejor adaptado para competir en el mercado internacional.
Sin embargo, si indagamos en las webs de alguno de los fabricantes germanos de la actualidad comprobaremos que se refieren al periodo soviético como un suceso desgraciado que destruyó la floreciente relojería alemana. Tutima por ejemplo, que consiguió establecerse en Alemania Occidental, asegura que “se salvó de la degradación infligida a sus compañeros
relojeros al pasar los años oscuros lejos de los comunistas”. Este tipo de aseveraciones podría inducirnos a pensar que Tutima atravesó un periodo plagado de éxitos técnicos y comerciales cuando lo cierto es que cambió tres veces de sede y otras tantas de propietario y que sobrevivió fabricando equipos de instrumentación y mecanizando piezas en sus instalaciones.
La situación fue tan difícil y la fabricación de relojes tan residual que en sus catálogos
de equipos de instrumentación solían incluir una reveladora frase final “Pregúntenos también
por nuestros relojes”. Mientras tanto en el “reverso tenebroso” de la relojería alemana se
manufacturaban millones de mecanismos automáticos y hasta 30.000 piezas de grado
cronómetro.
Reparación y revisión general
El reloj carga cuerda tanto en modo manual como automático pero no es posible fijar la hora mediante la corona. Hay una sensación arenosa y resbaladiza que, normalmente, suele ser síntoma de que la rueda de minutería tiene algunos dientes rotos.
En la parte posterior todo parece en su sito y el tamaño del rotor nos informa de que el reloj es posterior al año 1980. En las unidades anteriores el rotor era de mayor tamaño pero el ajuste en los costes obligó a reducirlo.
El dial también está seriamente afectado por el tiempo. Cada una de esas pequeñas grietas es un trozo de pintura que está a punto de saltar a la menor provocación. las agujas, que un día fueron negras, ofrecen un aspecto a medio camino entre la corrosión y el desconchado.
Esta tipo de detalles junto con la caja de latón cromado nos hablan de una calidad de fabricación justa que intentaba ahorrar costes para competir en un mercado que en esa época no respetaba ni a las vacas sagradas de la relojería suiza.
El cristal de plexiglas también ha sufrido los estragos del tiempo con la circunstancia agravante de que las rayas más profundas se encuentran en el interior. No quedará más remedio que desmontarlo asumiendo el riesgo de que el propio cristal se parta o la junta se deforme.
Problemas en el remontoir
Primeramente acudimos al origen del problema que ya hemos detectado temiendo que haya que sustituir piezas lo cual sería un problema porque son caras.
La razón de que un reloj económico haya subido su cotización en el mercado es que actualmente las marcas con denominación de origen Glashutte pertenecen en su mayoría al sector de la alta relojería y esa circunstancia acaba inflando los precios de piezas de otro periodo.
En primer lugar nos encontramos con la vistosa placa de plástico transparente cuyos problemas en el resorte del calendario (situado a las 9) son conocidos. Al parecer la fijación que se consigue con el plástico no es tan sólida como con una placa metálica y la holgura en diferentes zonas acaba provocando averías.
Afortunadamente, la rueda de minutería parece contar con todos sus dientes.
No se trata además de un simple trozo de plástico si no que cuenta con rebajes y protuberancias que hacen imposible una sustitución sencilla.
Si revisamos las partes implicadas en la puesta en hora vemos el piñón deslizante (flecha roja) que se acercará al piñón de transmisión (flecha verde) cuando extraigamos la corona a la posición de puesta en hora y la rueda de minutería (flecha azul) que moverá las agujas en el dial.
El problema que se puede apreciar en la imagen anterior es que cuando se gira la corona el piñón deslizante impulsa al de transmisión hacia arriba y sus dientes dejan de hacer contacto imposibilitando la puesta en hora. Posiblemente con una placa de metal esto no habría sucedido pero se puede hacer una reparación aceptable fijando un trozo minúsculo de cinta adhesiva que evite el desplazamiento ascendente.
Los dientes de lobo
Con el rotor fuera de su alojamiento descubrimos la citada placa de 3/4 característica de la relojería de Glashutte desde mediados del siglo XIX.
El ahorro en costes que se percibe en las otras partes del reloj está ausente en la máquina que muestra detalles de calidad como el hecho de llevar todos los tornillos pavonados.
El módulo automático está compuesto por tres ruedas siendo la situada en la parte inferior de la imagen la más peculiar. Le hemos dado la vuelta para que se puedan apreciar los dientes de lobo que, en conjunción con el pequeño resorte que se vislumbra en la parte superior de la imagen, son la esencia del sistema automático de carga.
En esta vista ampliada se aprecia parte del resorte que hace de trinquete o freno de la rueda de transmisión.
Desgraciadamente, durante el desmontaje se perderá y será necesario improvisar otro con el resorte del calendario de otro reloj.
La pérdida de piezas es algo consustancial a las reparaciones hasta el punto de que los viejos relojeros han acuñado una expresión cuando se trata de de pedir una pieza nueva para sustituir otra que se ha roto. "siempre hay que pedir tres, una para romper, otra para perder y la última para poner".
Aquí presentando el alambre elegido antes de darle forma aunque sin muchas esperanzas de que cumpla su función de forma adecuada porque tiene que permitir que la rueda se desplace libremente cuando gire en un sentido y bloquearla cuando gire en el contrario.
Tras un largo rato de pruebas y recortes minuciosos parece que la longitud y posición son las correctas.
En la imagen anterior se aprecia como los dientes de lobo resbalan en el resorte cuando la rueda se desplaza hacia la derecha mientras que quedarán trabados cuando lo haga a la izquierda.
Con el módulo automático montado de nuevo se aprecia cómo el resorte encaja en los dientes de lobo dejando que la rueda superior con dientes convencionales gire libremente.
Bajo la placa principal se encuentra el rodaje con una distribución de minutos indirectos muy similar a la del ya citado ETA 2824.
Como peculiaridades hay que señalar la extraordinaria robustez de la rueda de centro que es la que recibe el impulso directamente del tambor donde el par es más alto.
Enteramente fabricada de acero con un mastodóntico piñón coronado con pivotes de gran tamaño es garantía absoluta de solidez y fiabilidad.
Otro aspecto diferencial es que el rochete no va fijado a la pletina con un tornillo si no que consta de un eje que atraviesa el barrilete terminado en un cuadradillo que se afianza por presión en el extremo opuesto del mismo.
Los errores se pagan
Si perder una pieza ya es un error grave que puede retrasar e incluso encarecer una reparación, el desconocimiento de un movimiento puede llevar a cometer algún otro.
En este caso, el dial va fijado a la máquina con un sistema desconocido consistente en dos casquillos con agujeros excéntricos.
Cuando el casquillo se gira el agujero descentrado aprisiona las patas del dial evitando que se mueva. El problema es que el dial se vuelve a poner al final del montaje para evitar que sufra daños y es cuando se descubre que los casquillos son las dos primeras cosas que hay que poner porque con los puentes en su sitio no caben.
En resumen, desmontar y montar el reloj de nuevo.
Con el reloj montado por segunda vez hacemos una prueba de funcionamiento que nos sirve para descubrir que este GUB 10-26 se mueve con un brío desacostumbrado. Los vaivenes del pequeño volante que se mueve a 28.800 alternancias por hora hacen que la máquina entera se desplace a un lado y a otro cuando está apoyada sobre el rotor de carga.
Es un efecto que se puede apreciar en otros calibres pero que no es frecuente y siempre va asociado a dos factores: una máquina cuyo par llega sin pérdidas hasta el volante y un rotor de carga con un diseño óptimo.
Coste de la recuperación y trabajos realizados
Coste del reloj 30 euros
Desmontaje
Limpieza
Engrasado
Fabricación de trinquete
Pulido de cristal
Pintar agujas
Coste total de la recuperación 30 euros
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