Playka 30 jewels

 La importancia de los rubíes

Tradicionalmente se ha considerado el número de rubíes de una máquina como un buen indicador de fiabilidad, durabilidad y, en general, como una seña de indudable calidad.
El rubí es una piedra preciosa perteneciente a la familia del corindón con una dureza de 9 en la escala de Mohs. Su finalidad en un reloj mecánico es la de servir de cojinete antifricción en elementos que están en continuo movimiento (recordemos que en un reloj mecánico el volante gira sobre sus ejes entre 18.000 y 36.000 veces por hora dependiendo del tipo de calibre).


Además de su dureza, los rubíes aportan otras ventajas al funcionamiento de un reloj mecánico como por ejemplo, permitiendo diseños en forma de reloj de arena que minimizan la zonas de contacto y, por tanto, el desgaste.
Otra ventaja es que pueden ser tallados de forma que retengan el lubricante y además, su superficie puede ser sometida a un procedimiento llamado epilame que atrae las gotas de lubricante a las zonas en que son necesarias impidiendo su diseminación.


No es de extrañar entonces que muchos relojes luzcan en su esfera el número de rubíes, como sucede en este Playka con un corazón ruso/soviético de los años 70.



Encontrar movimientos rusos en relojes que a priori no lo parecen es relativamente frecuente pero en este caso el reloj en su totalidad es tan soviético como el calibre Poljot 2616.1H que lleva en su interior. Playka sin embargo no parece una marca rusa porque es habitual encontrar piezas que, bajo ese mismo nombre, llevan movimientos suizos.


Se trata de un calibre automático con carga manual que se mueve a 18.000 alternancias por hora animado por un volante Glucydur y su reserva de marcha llega a las 37 horas.
El módulo automático está situado a la misma altura del tren de rodaje lo que reduce la altura total del movimiento un diseño este, que se extendió a la mayoría de las manufacturas en la medida en que los calibres automáticos se empezaron a diseñar desde cero y no como la adaptación de un calibre de carga manual preexistente.

En la imagen anterior podemos ver como sólo el módulo de carga automática necesita una docena de rubíes lo que explica que el recuento de joyas suba a 30.

Las manufacturas de la época conocían el efecto que el número de rubíes ejercía sobre los posibles compradores y se entregaron a una carrera sin freno incrementando su número total que pronto pasó de 17 a 21, 23, 25, 30, 50, 100...

Pero lo que ocurrió en muchos casos es que, puesto que no existía ninguna regulación legal sobre la función que debían cumplir los rubíes insertados en la máquina primero se incluyeron en lugares clave, después en otros donde el rozamiento no era especialmente importante y, en algunos casos, se llegaron a incluir rubíes con el único objeto de aumentar el recuento final. No se trata de que se insertaran rubíes en zonas con escasa fricción si no que llegaban a colocarse "de adorno" en toda la periferia de la máquina o diseminados al azar en cualquier sitio.


La imagen anterior muestra un calibre Slava que es un buen ejemplo de lo comentado.
Junto a los rubíes normales que forman parte del rodaje se ha incluido alguno menos habitual como el ubicado en el cañón de minutos lo cual es un signo de calidad.
Sin embargo, como el recuento total debia de resultar poco atractivo, se añadieron 5 más (señalados en amarillo) como parte del sistema de fecha que sólo se mueve una vez cada 24 horas. No viene mal que estén ahí pero su utilidad es más que dudosa.
Aun así, se ha optado por añadir cuatro más (señalados en color rojo) distribuidos al azar en los lugares sobrantes cuya única función es aumentar el recuento final y hacer la pieza más atractiva al potencial comprador.
Ni que decir tiene que este tipo de triquiñuela se puede encontrar tanto en relojes rusos como suizos.



No es el caso de este Playka/Poljot cuyo aspecto más interesante es la forma en que se ha resuelto la interacción entre la carga automática y la manual.



El rodaje es absolutamente convencional  y responde a la estructura típica del llamado escape de áncora suiza.


Una aspecto ciertamente peculiar es que el barrilete no transmite la fuerza directamente a la rueda de centro si no a una rueda intermedia alojada en un rubí de gran tamaño.


La razón es que el barrilete se desenrolla en sentido contrario al habitual y esa rueda intermedia es necesaria para invertir el sentido de giro. Además, en un reloj mecánico, el par de fuerza es más alto más cerca del barrilete por lo que el enorme rubí contribuye a una transmisión mas suave de la fuerza minimizando el desgaste.


El sistema de carga cuenta con un rochete doble ubicado bajo el puente que va fijado el propio eje del barrilete.



Se compone de dos ruedas unidas por un sistema de embrague que se desconecta cuando entra en funcionamiento la carga manual de forma que el módulo automático se desacopla y la carga manual es más suave al implicar menos partes móviles.


 El datario tiene pase instantáneo a las 00 y carece de cambio rápido aunque cuenta con una ventaja excepcional que sólo valorarán aquellos que lo desmonten.


Los pequeños resortes que son tan difíciles de colocar como fáciles de perder están sólidamente unidos a la pletina lo que impide su pérdida accidental y facilita su colocación.
¡Aleluya!


Coste de la recuperación y trabajos realizados





Precio de compra                12 euros

Trabajos realizados

Desmontaje
Limpieza
Engrase

5 horas de mano de obra

Coste total                             12 euros



 

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