¿Puede ser interesante un reloj anodino?
En los años 60 y 70 las marcas generalistas que llevaban en su interior un "ebauché suizo" eran legión. No es que fueran productos de mala calidad pero eran tan abundantes y tan similares en su diseño y prestaciones que en los coleccionistas suelen despertar el mismo interés que un electrodoméstico de gama blanca.
Festina, de origen suizo y posteriormente trasladada a España, es un caso típico de marca calificada por los coleccionistas como fabricante de relojes de moda de escasa calidad.
Sin embargo, y la pieza que hoy nos ocupa nos dará un buen ejemplo de ello, Festina siempre ha fabricado relojes de calidad recurriendo a proveedores de cajas y máquinas de buen nivel tanto en relojería mecánica como de cuarzo.
Caja sellada al vacío
Desde los años 50 y hasta la llegada del cuarzo varios fabricantes se interesaron en el diseño de cajas selladas al vacío y uno de los más destacados fue Hans Klingenberg.Klingenberg, que trabajaba como representante de Glycine, patentó en los años 60 una caja sellada al vacío que vendió a diferentes marcas, entre ellas a la propia Glycine.
Posteriormente, en el año 66 y gracias a un cambio normativo, se estableció por su cuenta creando la Vacuum Chronometer Corporation.
Teóricamente, una caja sellada al vacío protegía los lubricantes del envejecimiento prematuro, mantenía el interior del reloj libre de residuos y oxidación y, gracias a la ausencia de fricción, autorizaba unos mejores resultados en cuanto a precisión.
EPSA, la marca de Ervin Piquerez, también presentó su propia patente de caja al vacío cuyo diseño acabó en Glycine posiblemente porque Kligenberg había creado su propia marca y sus cajas ya no estaban disponibles para terceros.
Con el paso de los años y, sobre todo con la llegada del cuarzo y sus excepcionales logros en precisión, esta tecnología acabó cayendo en el olvido aunque recientemente ha sido retomada por Cartier que la ha vuelto a implementar en su prototipo ID 2.
En youtube hay varios vídeos en los que los responsables de Cartier glosan las ventajas de una caja sellada al vacío como si acabaran de descubrir la pólvora ante un auditorio de boquiabiertos expertos.
Festina Spectrum Vacuum High Frequency
Se trata de un Festina con una calibre automático ETA 2830 a 28.800 alternancias en una caja que, casi con toda seguridad, fue fabricada para Glycine por EPSA.
El movimiento va provisto de un sistema de tija partida para permitir el montaje. Primero se introduce el calibre en la parte inferior de la caja y, en su parte superior se posicionan la junta y el cristal. En ese momento se introduce el conjunto en una bomba de vacío diseñada "ad hoc" por Glycine y ambas partes quedan unidas gracias al vacío sin necesidad de tornillos.
Posteriormente esta parte se encaja por presión en el conjunto de la caja.
En general parece que el vacío dentro de la caja permitía mejores resultados cronométricos y por eso todas las marcas que utilizaron esta tecnología recurrieron a movimientos de alta frecuencia.
Todas las partes externas del reloj han sufrido un castigo severo pero el movimiento sigue funcionando a falta de la parte interior de la tija. Esto es una enorme ventaja ya que sería prácticamente imposible conseguir una corona que cumpla con las especificaciones necesarias para mantener el vacío.
La imagen anterior, además de evidenciar el calamitoso estado de la caja, aporta varias informaciones interesantes.
En primer lugar podemos ver la firma de Glycine junto al símbolo de EPSA y además es especialmente interesante la advertencia de regular el reloj con 11 segundos de atraso antes de proceder al vacío. La razón es que, en ausencia de fricción, el volante ganaría esos 11 segundos cuando se haya hecho el vacío en el interior de la caja y el reloj adelantaría sin posibilidad de regularlo si no es volviendo a desmontar la caja por completo.
El interior de la máquina está excepcionalmente limpio para tratarse de una reloj de casi 50 años que nos ha llegado medio desmontado lo que puede ser un indicio de que el sistema de vacío cumplía realmente con los beneficios anunciados.
En primer plano el resorte de latón que se encarga de detener el volante cada vez que se extrae la tija para poner en hora el reloj.
El dial ha sufrido algo más el paso del tiempo pero no hay ni el más mínimo rastro de óxido o condensación en ningún punto del interior.
Hasta el último momento no he sabido si podría recuperar esta maravilla porque sin vacío no hay sello entre caja y cristal y no sabía de qué forma podría hacer el vacío en la caja y, simultáneamente, posicionar la corona en su posición.
Finalmente concebí una idea tan disparatada como ortopédica que, por el momento, ha funcionado.
La corona ya está dentro del tubo de goma a medio introducir en el tubo de la caja con la ayuda de un mondadientes. El vacío se hace succionando con una jeringa de gran tamaño y el cristal queda firmemente pegado a la junta tórica previamente embadurnada con grasa de silicona.
Posteriormente el conjunto ha estado varios días sumergido en un vaso de agua sin que haya detectado problema alguno.
Finalmente, se posiciona el aro de tensión metálico sobre el bisel del cristal y todo el conjunto se ensambla por presión con el resto de la caja.
Puede que Festina sea una marca sin pedigrí pero el reloj destila calidad en la elección de todos sus componentes desde los más importantes, como el movimiento, a los pasadores que sujetan el brazalete.
Ahora ya sabemos que ni Festina es una marca de moda que fabrica relojes de mala calidad ni este Spectrum es un reloj anodino.
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