Vicios ocultos
A menudo la recuperación de relojes vintage parece un asunto de coser y cantar. Se encuentra una ganga a buen precio que sólo necesita una reparación menor y con una inversión mínima de tiempo y dinero nos hacemos con una nueva pieza.
Sin embargo, en ocasiones, la recuperación se convierte en un pozo sin fondo porque exige una inversión de dinero desproporcionada en relación al valor de la pieza.
Un caso real
Vamos a tomar como ejemplo la recuperación de un Radiant Dynamic que lleva en su interior una ETA 2789 y cuyo precio de venta es de tan sólo 20 euros.
El reloj no funciona aunque el vendedor asegura que el volante se mueve sin oposición por lo que, a priori, podemos descartar que alguno de los ejes esté roto.
La primera imagen ya nos indica que el disco del semanario no está centrado por lo que podría existir algún problema interno y, de hecho, si indagamos sobre los problemas típicos del ETA 2789 veremos que ese fallo es habitual debido a un problema de diseño. Eso nos obligaría a desembolsar otros 10 euros más por la pieza en cuestión que habría que sumar al precio de compra.
Aquí conviene señalar que conseguir piezas sueltas es relativamente fácil pero el precio de cada una de ellas suele estar en torno a los 10 euros.Además, el vendedor nos informa de que al reloj le falta la masa oscilante por lo que el precio total de la recuperación llegaría a los 40 euros.
En este momento hay que plantearse si seguir adelante con la compra o pagar algo más por opciones con un precio de compra más alto pero menos problematicas.
Las sorpresas ocultas
Finalmente, ya sea porque el reloj es una pieza con cierto valor coleccionable o simplemente porque nos gusta, hemos decidido comprarlo asumiendo el riesgo de que tenga algún otro problema no aparente.
Y, en efecto, las sorpresas no tardan en aparecer.
Ciertamente, el vendedor no mentía al asegurar que el volante se movía libremente y, de hecho, los pivotes están intactos porque su problema es otro muy diferente.
Los más avezados ya habrán detectado que le falta el rubí de impulso que golpea el tenedor del áncora en cada una de las oscilaciones lo que incrementará nuestro presupuesto en otros 10 euros más.
Pero aún hay más.
Pronto descubriremos que el piñón de canto, que es el que permite la carga manual, está partido lo que eleva el coste de nuestro Radiant hasta los 60 euros.
¿Es posible minimizar los riesgos?
Siempre cabe la posibilidad de comprar relojes en perfecto funcionamiento pero el problema es que no valen 20 euros. Por otro lado el precio de los relojes para reparar guarda una relación directa con la calidad y cantidad de información facilitada por el vendedor en el sentido de que si el vendedor ofrece una información deficiente o confusa la pieza concitará el interés de pocos o ningún comprador.Si, como es mi caso, te decantas por este tipo de compras no exentas de riesgo siempre puedes minimizar las consecuencias usando algunos sencillos trucos.
Disponibilidad de recambios
Recuperar un vintage puede ser una tarea imposible si se trata de un calibre escaso, muy antiguo o muy caro y no es extraño que estas tres circunstancias se den de forma conjunta.
En este caso, el ETA 2789 pertenece a una prolífica familia de calibres de la que se fabricaron dos millones y medio de piezas lo que nos garantiza el acceso a las piezas necesarias.
Movimiento donante
Otra posibilidad muy interesante es hacerse con movimientos donantes de la misma familia pero menos demandados bien por su configuración o por haber sido usados en marcas generalistas, desconocidas o escasamente apreciadas por los coleccionistas.En este caso se trata de un Duward con un movimiento 2783 cuya compatibilidad con el 2789 está cercana al 80% lo que nos permitirá acometer la recuperación de cualquier reloj de la misma gama de calibres (unos 20 diferentes según la configuración) con cierta tranquilidad.
Los datos sobre calibres y su compatibilidad son accesibles en www.ranfft.de/cgi-bin/bidfun-db.cgi?10&ranfft&2&uswk
La recuperación
Cuando nos enfrentamos a la reparación de un reloj al que le falta el rubí de impulso que es la pieza más pequeña de todo el mecanismo es importante empezar el desmontaje sin sacar la máquina de la caja por si la pieza estuviera aún dentro de la caja.
Esta vez la suerte nos ha sonreído y el rubí estaba cómodamente instalado en la bata plástica que sujeta el movimiento.
Por si fuera poco, hemos conseguido devolverlo a su sitio aunque no sin coste ya que la autoridad competente nos ha oído jurar en arameo en varias ocasiones lo que lleva aparejada una sanción pecuniaria canjeable por trabajos domésticos.
En cuanto al problema con el semanario su solución era más sencilla de lo que parecía en un principio y puede resolverlo sin cambiar pieza alguna.
Normalmente la pieza que se suele romper es el brazo largo y delgado del resorte que está anclado junto al día 30 del datario. Este resorte mantiene en tensión la pieza que centra el datario con su brazo superior y el semanario con el inferior y, como vemos, está intacta.
En este caso el problema está en el propio disco del semanario.
El dentado de la parte posterior del disco tiene que estar perfectamente centrado con la grafía de la otra cara para que los días de la semana queden bien alineados con la ventana del dial.
Es cuestión de probar a moverlo en diferentes posiciones hasta que demos con la adecuada.
El resultado final tras ajustar el disco.
Finalmente, tanto el piñón de canto como el rotor fueron extraídos del movimiento donante consiguiendo una reparación tipo Frankenstein de las que yo soy un firme defensor.
Coste total de la recuperación y trabajos realizados
Precio de compra 20 euros
Reloj donante 10 euros
Trabajos realizados:
Desmontaje
Limpieza
Engrase
Reposición rubí de impulso
Ajuste disco semanario
Seis horas de mano de obra
Coste total de la recuperación 30 euros
Comentarios
Publicar un comentario