¿Un reloj digital en los años 20?

Viajando en el tiempo


Tengo un amigo aficionado a la fotografía antigua que suele comprar fotos para después estudiarlas en profundidad. Sus pesquisas se centran en determinar la fecha en la que fueron realizadas, la cámara que se utilizó, la concurrencia de algún personaje público, etc.

A veces la presencia de un determinado modelo de reloj le sirve para situar la imagen en un periodo histórico determinado y es en esos casos cuando suele recurrir a mí.

En esta ocasión he recibido un mensaje bastante sorprendente acompañado de una imagen:

He comprado un lote de fotografías de la Exposición Universal de Barcelona de 1929. En una de ellas aparece un sujeto con un reloj de apariencia moderna que me ha llamado la atención porque me recuerda a los relojes digitales actuales. ¿Puede tratarse de un viajero del tiempo al estilo de la serie El Ministerio del Tiempo tratando de evitar un magnicidio?


En efecto, a primera vista se observa una ventana con números cuyo aspecto recuerda claramente al de un reloj digital actual como el de la imagen siguiente.



Pero realmente lo que ocurre es que nuestra visión actual en la que un reloj digital es siempre un reloj de factura moderna, animado por un mecanismo de cuarzo y alimentado por una pila condiciona la forma en que valoramos y entendemos el pasado.

Los relojes digitales existen desde finales del siglo XIX como relojes de bolsillo y fueron relativamente populares a principios del XX ya como relojes de pulsera.


El movimiento Adolf Schild 340

Nuestro reloj lleva en su interior un mecanismo AS 340 fabricado en los años 20. Funciona a 18.000 alternancias y tiene una reserva de marcha de 36 horas.

Fue un movimiento ampliamente utilizado por diversas marcas en esta configuración especial incluyendo los cotizados Rolex Marconi.





Se trata de un movimiento con una configuración normal en lo básico lo que permite encontrar repuestos con cierta facilidad pues basta con buscar un AS 340 estándar para aprovechar las partes compatibles.




Las modificaciones están en la parte del dial mediante tres discos que muestran de forma simultánea horas, minutos y segundos razón por la que estos modelos también eran conocidos como "reloj de discos".



Su funcionamiento es tan ingenioso como sencillo. El disco de los minutos va fijado al cañón de minutos ocupando el lugar de la aguja minutera. En el minuto 30 tiene un pequeño resalte que engrana con el disco de las horas de tal forma que cuando el minuto 60 aperezca en la ventana el disco de horas avanzará una posición.
El resorte de la izquierda se encarga de mantener el disco de horas en su posición hasta que se produzca el salto razón por la que estos relojes también son conocidos como "horas saltantes".


Publicidad de la época



La publicidad de la época resalta sus cualidades de resistencia al prescindir de las partes más propensas a sufrir roturas como el cristal y las agujas. En ocasiones también se anunciaba como un producto ideal para practicar deportes y en especial para los jugadores de polo.



En otras ocasiones se hacía incapié en la facilidad y rapidez de lectura que proporcionaban los dígitos por contraposición a los tradicionales relojes analógicos de agujas.Por este motivo también fueron conocidos como "relojes de lectura directa".

Lo cierto es que la visibilidad de las ventanas deja que desear si no es con una buena iluminación lo que hace dudar de su practicidad en el mundo pobremente iluminado en el que nacieron.


Ahora ya podemos seguir disfrutando de nuestro reloj digital de los años 20 otros 100 años.


Coste de la recuperación y trabajos realizados

Precio de compra                            20E
Repuestos                                      12E
Limpieza
Engrase
Sustitución muelle real
Cinco horas de mano de obra


Coste total de la recuperación    32E













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